Groenlandia en El Álamo, a la altura de cabo Farewell. Un golpe de mar por estribor. Dios mío, esto se acabó. Golpear el agua con el costado de babor y creer dar la vuelta... pero el barco reacciona y volvemos a la posición normal. Ahí pudieron acabar mis días.
No tener ropa seca durante semanas hace que el reúma y la artritis nos agarrote todas las articulaciones de nuestro cuerpo.
En unas condiciones donde el sufrimiento es una parte normal de nuestra vida, ese mejunge, es lo único que nos hacía sentirnos vivos. Nos calentaba el estómago y también el alma.
Era el único momento en el que podíamos llorar. Era entonces cuando Las lágrimas del picante enmascaran las lágrimas de miedo, nostalgia y pena, por aquellos que muy probablemente no volviéramos a ver.
Éramos un puñado de valientes. La llamábamos Salsa Bastarda.
- Pedro Vizcaíno de Lakoza. Capitán de barco.
Una salsa desaparecida durante más de 100 años
La Salsa Bastarda es una salsa picante y debe ser consumida con cierta prudencia
Como la vieja receta pescadora, nuestra salsa está elaborada solo con ingredientes naturales
Un sabor aventurero e intenso, para valientes y para nostálgicos. Para consumidores exigentes
La capsaicina, componente activo de los alimentos picantes, bloquea el dolor y alarga la vida
Comer picante cataliza la quema de calorías, baja la presión arterial y reduce el colesterol
Los pescadores mejoraban su ánimo con la Salsa Bastarda. Comer picante libera endorfinas
Con esto hacemos la Salsa Bastarda
Nunca faltaban en las embarcaciones. Pesaban poco y tenían alma. Unos gramos de cayena seca obraban el milagro.
En la receta original se utilizaba sidra malograda (avinagrada), pero por motivos obvios nosotros usamos vinagre de manzana
Acompañaban al pescado mejor que nada. Junto la manzana de la sidra eran fuente del aporte de vitamina C que permitía esquivar el escorbuto
Solo los marinos y pescadores que han pasado gran parte de su vida en alta mar saben darle el toque justo de sal, pimienta y comino